En la Era Paleozoica (o Primaria) comenzó a forjarse el territorio nacional, las evidencias disponibles señalan que nuestro territorio se encontraba bajo el océano, con algunas excepciones conformadas por alturas que hoy son parte de la Cordillera de la Costa.
En la Era Mesozoica (o Secundaria), producto de la presión ejercida por la placa de Nazca sobre la Sudamericana, el territorio sumergido bajo el mar fue levantado conformándose lo que conocemos como Cordillera de Los Andes.
En la Era Cenozoica (o Terciaria), hubo una fuerte actividad volcánica que en conjunto con el movimiento de las placas provocaron el hundimiento de lo que hoy denominamos Depresión Intermedia, junto con el solevantamiento de ambas cordilleras.
Por último, en la Era Cenozoica Reciente (o Cuaternario), la conjunción de los agentes erosivos, fueron modelando y esculpiendo el paisaje que hoy conocemos, rellenando además los sectores más bajos de la Depresión Intermedia, como por ejemplo la cuenca de Santiago y la de Rancagua.
Finalmente, podemos agregar que todos los relieves de nuestro territorio están en constante evolución e interacción con foenómenos geológicos como intensa erosión, depositación de materiales (sedimentación) y una gran actividad sísmica y volcánica propia de nuestro territorio.
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